Probablemente no pienses en ello a menudo, pero tu sistema inmunitario trabaja sin parar para proteger tu cuerpo de las enfermedades. Se trata de una tarea importante. Sin embargo, hay varios factores que pueden debilitar tu resistencia, como la falta de sueño, las sustancias nocivas y una mala alimentación. ¿Y cómo afecta el estrés al sistema inmunitario? En este blog, abordamos este tema y las formas de apoyar tu resistencia.
¿Cómo funciona realmente el sistema inmunitario?
El sistema inmunitario es un sistema increíblemente complejo cuyo trabajo es protegerte. No sólo contra enfermedades, toxinas y otros invasores, sino que también te ayuda a recuperarte de las lesiones. Tu resistencia no está en una sola parte de tu cuerpo. Las células inmunitarias pueden encontrarse en cualquier parte del cuerpo, como el torrente sanguíneo, el sistema linfático, la piel, la médula y las mucosas.
En el momento en que tu cuerpo percibe organismos que no le pertenecen (bacterias, hongos, parásitos o virus), activa una respuesta inmunitaria. Para ello, entran en acción unas células especiales que marcan y destruyen las células amenazadoras antes de que puedan causar daños al organismo. Así que se trata (en su mayor parte) de un sistema eficaz que ayuda a mantener tu cuerpo sano.
El impacto del estrés en tu sistema inmunitario
Casi todo el mundo experimenta estrés de vez en cuando, y muchas personas incluso padecen estrés crónico. Sea cual sea la causa de esa tensión, desencadena en tu cuerpo la respuesta de lucha o huida. Esto es casi automático. Esta reacción se remonta a cuando nuestros antepasados tenían que sobrevivir en la naturaleza. Les permitía reaccionar adecuadamente ante una amenaza y aumentaba sus posibilidades de supervivencia.
Incluso ahora, tu cuerpo sigue reaccionando así. Cuando se estresa, lo que se percibe como una amenaza, se desencadena una reacción hormonal en cadena. Se produce más adrenalina, lo que hace que aumente tu frecuencia cardiaca, se acelere tu respiración y se tensen tus músculos. Tu digestión se ralentiza e incluso puedes empezar a sudar.
También se produce cortisol. Esto provoca un aumento de los niveles de azúcar en sangre y una aceleración del metabolismo. Esto te da más combustible a tu disposición para hacer frente a la amenaza. Pero el cortisol también inhibe el sistema inmunitario. Porque, claro, en tiempos de gran amenaza, curar las heridas y luchar contra los gérmenes no es tan importante durante un tiempo.
En caso de estrés agudo (como sobrevivir al ataque de un oso), esta respuesta es muy eficaz. En nuestra sociedad moderna, no suele haber situaciones que pongan en peligro la vida. Experimentamos estrés debido a preocupaciones económicas, tensión en el trabajo o una gran carga de trabajo. Como resultado, el estrés es crónico. Si te sientes constantemente estresado, no puedes relajarte y recargarte. Tu cuerpo permanecerá en modo supervivencia y seguirá produciendo hormonas del estrés. Esto te pone en riesgo de disminuir tu resistencia.
Investigación sobre el estrés y la resistencia
También hay
investigación
que demuestran la relación entre el estrés y los efectos negativos sobre el sistema inmunitario. Parece existir una relación entre el estrés prolongado y la mala comunicación entre las células inmunitarias y los niveles elevados de cortisol. Puedes ver estos efectos negativos reflejados en el hecho de que las personas que sufren estrés psicológico son más propensas a los resfriados y al herpes labial. Pero también pueden relacionarse con el estrés afecciones más graves, como las enfermedades cardiovasculares y la diabetes.
¿Cómo puedes apoyar tu sistema inmunitario?
Por desgracia, muchas personas sufren estrés y no siempre puede evitarse tan fácilmente. Afortunadamente, puedes apoyarte a ti mismo y a tu resistencia de varias maneras. Con una combinación de alimentación sana y atención a tu bienestar mental, puedes contrarrestar los efectos negativos del estrés y cuidar mejor de tu sistema inmunitario.
El estrés, la alimentación sana y tu sistema inmunitario
Comer es algo más que proporcionar nutrientes a tu cuerpo. Lo que comes y bebes puede ayudarte a reducir el estrés. Si te sientes tenso, bebe una infusión relajante de manzanilla y valeriana, por ejemplo. Las vitaminas y los minerales también son importantes, tanto para el sistema inmunitario como para reducir el estrés. El magnesio ayuda a relajar los músculos y los nervios. La vitamina C y omega-3 son importantes para ser más resistente al estrés.
Más información en Ashwagandha es un suplemento útil para el sistema inmunitario. Esta hierba es un adaptógeno: si tu resistencia no está suficientemente activa, hará que funcione mejor. Si es hiperactiva, tiene propiedades inhibidoras. También setas medicinales pueden ayudar a mejorar la inmunidad, como el Reishi, la Cola de Pavo, el Chaga y el Maitake. El aceite de CBD también es un suplemento calmante y relajante. Si buscas otras opciones, mira en nuestra tienda todos nuestros productos que ayudan al sistema inmunitario ayudan al sistema inmunitario.
Meditación
Para afrontar mejor el estrés, es importante que seas capaz de encontrar tu propia paz interior. Aquí, la meditación o atención plena pueden ser de gran ayuda. Estas técnicas te ayudan a distanciarte de tus pensamientos y a centrarte, por ejemplo, en la respiración o en lo que ves, oyes o sientes. Al sentarte en silencio un rato cada día, desarrollas una rutina y cada vez te resulta más fácil. ¿Te resulta difícil meditar? Hoy en día, hay un gran número de aplicaciones que te permiten seguir meditaciones guiadas.
Ejercicio físico
El ejercicio físico también es una buena forma de librarse del estrés. El ejercicio hace que tu cuerpo produzca todo tipo de sustancias químicas que te hacen sentir más cómodo en tu propia piel. Ayudan a reducir la ansiedad y el estrés. Otro beneficio es que, al esforzarte físicamente, te cansas, lo que te hace dormir mejor. Y de nuevo, eso te ayuda a afrontar mejor el estrés.
Como puedes ver, puedes apoyarte de distintas formas en momentos de estrés. Elige preferentemente métodos naturales, como la dieta, los suplementos y la atención plena, para apoyar tu cuerpo y tu mente de forma saludable.